viernes, 16 de diciembre de 2011

NAVIDADES EN NORUEGA

   Cuando se acerca la Navidad, todo es fiesta. Si quiere cambiar el foie gras y el pavo con castañas, venga a conocer las fiestas de Noruega, en donde las tradiciones festivas y gastronómicas son tan vivaces como mágicas. Así que, bienvenido al país de los trolls y los pescados ahumados y ¡"God Jul" a todos! (Felices Pascuas).



Tradiciones navideñas en Noruega.

  La fiesta se desarrolla siempre sobre todo rodeado de velas. Para desafiar la larga noche y a ese sol que se pone en pleno mediodía, las velas están presentes por doquier, dándole un toque mágico a la llegada de los placeres.

  A partir del primer domingo del Adviento, tras un paseo por la nieve, el alumbrado de las primeras llamas es el pretexto para una reunión familiar o de amigos y es el momento de beber un vaso de glØgg (vino caliente con especias) o de Aquavit.


  La fiesta comienza el 13 de diciembre con Santa Lucía, cuyo nombre significa "luz". Las jóvenes, todas vestidas de blanco, pasan el día con una corona de velas ceñida en la frente. Por la tarde, estas Reinas de un Día desfilan por las calles portando velas. Se trata de un cortejo de luz que ilumina la noche polar. El 24 es Julaften, a las cinco de la tarde suenan todas las campanas y se llenan las iglesias para la misa. Después, se encienden las velas y las guirnaldas y todos de reúnen en torno al bufé para compartir una larga noche.

  Los trolls, Pequeños seres sobrenaturales procedentes de tiempos y comarcas lejanos, viajan en hordas durante las oscuras noches de invierno. Cuando se acerca el 24, es sobre todo el duende de Navidad el que interesa a grandes y pequeños. El "Julenissen", reconocible por su gorro rojo y su larga barba blanca, se viste con calzas y un chaleco de piel para resguardarse del frío. Sonriente o severo, puede mostrarse generoso si se le ofrece caldo, cerveza y gofres, ¡hasta se le prepara la cama! A veces confundido con San Nicolás, es él quien da los esperados regalos a los niños "que han sabido ser buenos".

  Una vez abiertos los regalos, comidos los pasteles y vuelta la tranquilidad, no se olviden de dejar los alimentos sobre la mesa para los duendes y los trolls de paso, que también tienen derecho a su Navidad.


 
  El 24 de diciembre, antes del oficio de la gran misa que se celebra alrededor de las cuatro de la tarde, todos los noruegos se sientan a la mesa para saborear el risengrynsegrØt, un pastel de arroz espolvoreado con abundante azúcar y canela y con una pequeña nuez de mantequilla en el centro. Un postre familiar en el que la cocinera habrá escondido una almendra de la suerte (el equivalente a nuestra haba de Reyes).
risengrynsegrØt
   A quien encuentre la almendra oculta en su plato le ofrecen un cerdito de pasta de almendra, golosina deliciosa que podrá atesorar o trocear y compartir para satisfacer la glotonería del resto de los comensales. Al final, los niños sirven una parte de estas vigorizantes gachas en un plato que depositarán en el establo o en el jardín para dárselo a Julenissen (el duende de Navidad,  compañero de Papá Noel) para que pueda recuperarse durante su gran viaje y recobrar fuerzas para repartir sus regalos. Además, es un juego divertido entre los niños acechar desde la ventana al duende que vendrá a colmarles de regalos y vigilar toda la noche por si ha venido a comer a escondidas.

  Tras la misa, se reúne toda la familia en torno a la cena de Navidad para celebrar dignamente esta fiesta con especialidades que, en general, no se sirven más que una vez al año. En el norte de Noruega y en las costas, los productos del mar hacen los honores. Ni una sola familia noruega imaginaría su comida de Navidad sin estos pescados de los que tanto se enorgullecen.
  Fieles a sus antepasados vikingos, los noruegos saben convertir la comida en el eje central de la celebración. Y durante los días precedentes no escatiman las "repeticiones" de esta cena memorable multiplicando las invitaciones a restaurantes o a casa de los amigos. Se habla así del Julebord o de las "Pequeñas Navidades".

  El Hellefisk, que significa pez santo, se considera uno de los platos fuertes de la cena del 24 de diciembre también se puede encontrar bacalao fresco, salmón y también Lutefisk: bacalao seco, puré de guisantes y el flatbrØd.


Hellefisk
  En general, la tradición exige que el postre que cierra la comida de Navidad esté compuesto de moras árticas. En las mesas más oficiales, se regalará la vista con la elegante disposición del Krasenkake: una pieza montada como un anillo de macarrones superpuestos sobre la cual hay una decoración a base de azúcar.

Krasenkake


  Al final de la comida, después del postre, los comensales abandonan la mesa para instalarse en los sofás en torno a un café para esperar el paso del Julenissen. Como la espera puede parecer larga, sobre todo para los niños, se prepara una bandeja con siete pasteles secos que comprenden buñuelos, galletas con especias, con melaza, con jarabe, coronas, piedras de chocolate, polvorones y tartaletas.
  Es también el momento de los krumkake, una teja en forma de cucurucho, de los goro, riquísimos barquillos decorados, y de los strull, que se comisquean hasta el palito. No faltan las recetas y cada casa tiene sus secretos que se transmiten de generación en generación.

Como culminación del arte de la golosina, descubra los pepperkaker, casitas y arbolitos de galleta.


Pepperkaker




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