viernes, 16 de diciembre de 2011

UNAS NAVIDADES DIFERENTES

Con motivo de la celebración que se avecina, la Navidad y la apertura de un nuevo año, empezaremos el blog con actualizaciones que levantarán el espíritu navideño de todos vosotros y podréis conocer cómo se pasan estas fechas en otros puntos del mundo, además de sus tradiciones culinarias y los recorridos más interesantes en una de las épocas donde se ponen en relieve los sentimientos más espirituales.



Comenzaremos haciendo mención a la
Navidad italiana

Los turistas que visitan Italia en esta época navideña notan que son pocas las calles iluminadas y decoradas para Navidad al estilo de otros países. Las Navidades en Italia son una fiesta muy familiar.
     De la forma que los italianos viven estos días se refleja en el siguiente refrán “Natale con i tuoi, Pasqua con chi vuoi” (Navidad con los tuyos, Pascua con quien quieras). Esto indica que es una fiesta muy familiar. El día 24 comienzan las fiestas con la “Vigilia di Natale” con la tradicional “Cenone” (gran cena). El día 25 también se celebra con comidas, visitas a los familiares y reuniones entre amigos, en la cual también se intercambian regalos. Otra de Las tradiciones italianas impone que la figura del niñito Jesús se quede vacía hasta la noche buena.
    Por otro lado, La Nochevieja (Notte di Capodanno) , se suele celebrar fuera, en salas de fiestas, discotecas y también en fiestas en casa, pero antes de salir también se cena en familia. Se acostumbra a comer lentejas esta noche para que en el año nuevo nunca falte el dinero. Otra costumbre es regalar a las mujeres lencería de color rojo para asegurar la buena suerte en el año nuevo y en Roma y Nápoles, al llegar  las doce de la noche, se tiran los trastos viejos para comenzar el nuevo año con buen pie.
   El 6 de enero se celebra el día de la Befana, la brujita que trae dulces a los niños que se portan bien y carbón a los niños que se portan mal, y con esta última fecha acaba la festividad navideña italiana.
 
Los dulces típicos de esta época son el “panettone” y el “pandoro”.
Estos bizcochos de grandes dimensiones tienen una tradición centenaria, se consideran los postres más típicos de la Navidad transalpina, aunque también se consumen en otras fechas señaladas del calendario festivo.
Panettone: el gran bizcocho milanés
    Harina, mantequilla, levadura, leche, azúcar, pasas y frutas confitadas son los ingredientes de uno de los dulces más internacionales de Italia. El panettone o panetón destaca por su intenso sabor, limpio y aromático, su exquisita combinación de frutos secos y azúcar y las posibilidades que ofrece como postre.
    Su origen es incierto, ya que son muchas las leyendas que giran en torno a su primera aparición. Quizá la más extendida es la que cuenta que, a finales del siglo XV, un joven aristócrata se enamoró de la hija de un pasteler milanés llamado Toni. Para impresionar a su padre, se inventó un delicioso pan de frutas de delicado sabor que tuvo un enorme éxito entre los clientes de la pastelería. Los milaneses no dejaban de acudir al local a pedir más "pan de Toni".

   Regalar uno de estos bizcochos se convertiría poco a poco en tradición navideña gracias a los hombres de negocios. Éstos obsequiaban a sus clientes por Navidad con uno de estos suculentos dulces que pronto darían la vuelta al mundo.

Pandoro o la influencia vienesa

   También es muy típico de la Navidad italiana el Pandoro, originario de Verona y que recibe su nombre, probablemente, de ese color dorado tan característico que le dan los huevos de la receta. Las primeras pistas de su producción en Italia las encontramos en el siglo XIX, aunque, como muchos le consideran un descendiente del brioche francés, su origen se remontaría al siglo I a.C. época en la que aparecen los primeros panes elaborados con harina refinada, huevos, mantequilla y aceite.
   El Pandoro ha sido también considerado heredero de la tradición confitera de la Casa de Austria, sobre todo en los años de mayor influencia sobre Francia. Los pasteleros vieneses tomaron el brioche como base de un nuevo producto, el croissant, originalmente llamado pan de Viena. La masa de éste comenzó a usarse como base de la receta del Pandoro de Verona desde finales de la Segunda Guerra Mundial.
   Ahí no quedan las historias sobre su aparición. Algunos le atribuyen un origen humilde lejos de las cocinas cortesanas: eran las familias veronesas las que solían hacer por Navidad el nadalin, un bizcocho con forma de estrella decorado con azúcar, piñones y anises. Otros creen, en cambio, que el Pandoro es el resultado del trabajo de los pasteleros venecianos, en plena época de opulencia por el comercio con las Indias Orientales.

EL PRESEPIO.
   La tradición del “Presepio” nace en Italia y precisamente en la noche de Navidad del 1223 cuando el Santo Francisco de Asís en el convento de Greccio (un pueblo puesto en la cercanía de la ciudad de Rieti, en la región del Lacio) hizo celebrar la misa utilizando paja, heno y dos animales: un burro y un buey. Después de este acontecimiento tan significativo muchos pueblos y ciudades empezaron a organizar “presepi” vivientes luego reemplazados por pequeñas figuras esculpidas.
   Hacer un recorrido para descubrir los presepios más bellos que se pueden ver en Roma, puede ser una idea original y al mismo tiempo muy interesante.
   Entre ellos, no puede faltar el más bello y el más antiguo de los mercados navideños italianos que es el de Plaza Navona donde es posible comprar no solo dulces, pequeños objetos de artesanía, monedas de chocolate como signo de futura buena suerte y abundancia, libros y juguetes, sino todo lo que puede servir para realizar un fantástico “presepio domestico” o sea todas las figuras, las casas, los árboles, los animales, hechos de plástico, de cerámica y también de terracota.
Presepio en el Vaticano

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