domingo, 18 de diciembre de 2011

NAVIDAD EN FRANCIA

   Los franceses, pese a pertenecer a una de las sociedades más laicas del mundo, no escapan a la magia de la época navideña.
Los múltiples foquitos que iluminan los 415 árboles de la avenida de los Campos Elíseos, los espectaculares escaparates de los grandes almacenes, un gigantesco pino con esferas y adornos en la explanada de la catedral de Notre Dame. Todo eso anuncia con bombo y platillo que la Navidad ya está al alcance de la mano.

Iluminado de los Campos Elíseos

  La sociedad francesa, una de las más laicas y secularizantes en el mundo, deja de lado la dimensión religiosa de las fiestas decembrinas y prefiere concentrarse en su aspecto cultural, y éste evoca la necesidad de ideales que estén más allá de lo cotidiano. La Navidad abre la tregua a los conflictos, les dulcifica, en teoría.
  Las ilusiones se pueden comprar en los mercados navideños que proliferan en estos días en las plazas de las ciudades galas y en las tiendas de ensueño, abarrotadas de gente buscando el regalo perfecto para amigos y familiares. Además del obsequio, hace falta un hogar lujosamente decorado y una mesa festiva. Alrededor del 15 de diciembre se instala en las casas un pino o abeto, de preferencia natural, fresco y fragante, con lucecitas intermitentes.
 La furia consumidora parece apoderarse de las masas que invaden los comercios. Cada francés se gasta en estas fiestas una media de 400 euros, el 65% estará destinado a regalos y el 22% a alimentos.
 Los niños ya han hecho la lista de obsequios que piden a “Père Noel”, la versión gala de Santa Claus.
 La Nochebuena y la Navidad, que en Francia se llama Noel, son un momento tradicionalmente familiar. La cena del 24 de diciembre constituye sin duda la culminación de las celebraciones.
Alrededor de una mesa hermosamente adornada con velas y ramitas de acebo, se sientan juntos familiares y seres queridos para compartir la felicidad en paz y derrochando afecto.

  La nochevieja se llama en Francia "réveillon", aunque en algunas regiones también se la conoce como la noche de Saint-Sylvestre. Música, baile y la mejor compañía del mundo son los ingredientes infalibles esa noche.
El año nuevo en Francia se recibe en las calles, en especial en ciudades grandes como París. Los pobladores se lanzan a recorrer las principales arterias urbanas para disfrutar de la compañía de la muchedumbre , del color y las sonrisas que todo el mundo lleva en el rostro.

  En París, por ejemplo, los Campos Elíseos se convierten en el escenario de un cuento de hadas, mientras los desconocidos brindan como si fueran amigos desde siempre y se desean buenos augurios para el año que entra.
A lo largo de la extensa avenida que une el Arco del Triunfo con la Plaza de la Concordia, millones de luces encienden la noche.

Arco del Triunfo


  En enero, las tradiciones no terminan. Aún queda un detalle importantísimo: las cartes de voeux. Las tarjetas de felicitación son casi una obligación para los franceses, y suelen dejarse para el primer mes del año porque es entonces cuando las responsabilidades de los preparativos quedan atrás.

  Finalmente, no podemos olvidarnos del emblema de Francia: la Galette des Rois. En la mayor parte del país se trata de una exquisita torta de hojaldre rellena de pasta de almendras, rodeada de una corona de cartón. Esta tradición está ligada con la fiesta de los Reyes Magos, aunque se puede comprar en las panaderías durante todo el mes.

Galette des Rois

  Este 31 de diciembre la Torre Eiffel de París brillará de una manera muy diferente y desde luego será un lindo espectáculo el poder verla de cerca, porque la iluminación será colorida y muy atractiva. Es una iluminación que trata de hacer disfrutar mucho a los ciudadanos y animar a los turistas para que puedan pasar el fin de año en París, una ciudad muy interesante y atractiva como para tenerla en cuenta para este fin de año nuevamente, que siempre es una buena opción.


 Todos celebran entre abrazos, besos, brindis y manjares tradicionales, dignos de los dioses. Entre las exquisitas tentaciones que hay que degustar en esa mágica noche figuran: el foie-gras (paté de hígado de pato o de oca), el pavo asado, la morcilla blanca y los ostiones. El postre navideño por excelencia es la “buche de Noel”, un pastel en forma de tronco, recubierto de chocolate y relleno de crema o trufa. Vinos y champagne deleitan los paladares más exigentes.

Foie-grass

Buche de Noel





 La tradición de la buche de Noel se remonta a antaño, cuando toda la familia se reunía delante de la chimenea para la vigilia de Navidad. Los niños cantaban villancicos y escuchaban las historias contadas por los abuelos, mientras que un enorme leño ardía en la lumbre.
Se elegía uno de una madera muy dura, para que quemara al menos durante toda la noche. Decorado con hojas y cintas, se encendía por el más joven y por el más anciano, tras haber sido bendecido por el cabeza de familia. Las cenizas de este tronco se conservaban, ya que se les atribuía la propiedad de proteger a la casa de los rayos y del Diablo durante el año siguiente.
Hoy, el tronco de Navidad está simbolizado por un pastel, que debe parecerse a aquel que ardía antaño en la chimenea durante la cena. Así pues, tiene el color de la madera, cubierto de chocolate o de crema de café. Es un pastel relleno de crema de mantequilla que al cortarlo recuerda a la madera.
 Antes de ir a la cama, los niños colocan sus zapatos frente a la chimenea. La creencia es que por ella pasa Père Noel con un gran saco lleno de obsequios, que luego coloca en el calzado de los infantes. Lo hace mientras los pequeños, poseídos por la sana ilusión, duermen. Los regalos se abren el día 25 por la mañana. Estalla el entusiasmo o la decepción. Libros, accesorios electrónicos y ropa son los presentes más vendidos.

 Fue en Francia donde nacieron las bolas que hoy adornan el árbol de cada casa. Este hecho se remonta a 1858 cuando una gran sequía tuvo lugar en los bosques de Les Vosges, norte de Francia, afectando a la vegetación de la zona.

Los árboles se quedaron sin frutos afectando también a los árboles de Navidad perdiendo todo adorno vegetal. Ante este hecho, un soplador de vidrio de Goetzenbruck decidió soplar algunas bolas de vidrio para adornar los árboles. Este hecho desencadenó una tradición que hoy en día ha llegado a todas las culturas, a todo el mundo.

ANIMACIONES NAVIDEÑAS EN FRANCIA

  La región de Picardía le propone numerosas actividades, espectáculos y fiestas durante todo el mes de diciembre para pasear, soñar, vibrar, maravillarse y preparar sus fiestas de fin de año de un modo agradable.

 Durante estas cinco semanas, la ciudad se llena de luces. Grandes y pequeños se reencuentran con la magia de la Navidad: una pista de patinaje a cielo abierto, casetas de productos gastronómicos y actividades a compartir entre amigos o en familia. Y, a la caída de la noche, la catedral de Notre-Dame de Amiens se ilumina y recobra sus colores medievales durante un espectáculo. 
A la caída de la noche, la policromía de los pórticos de Notre-Dame de Amiens devuelve vida a los santos, apóstoles y demás figuras talladas en la piedra desde el siglo XIII. La fabulosa arquitectura de esta catedral, le invita a compartir la maravillosa revelación de sus colores en un ambiente musical inédito.

Notre Dame

  El municipio de Amiens y las asociaciones de comerciantes le ofrecen un mes de actividades y fiestas. Un total de 125 casetas de artesanía europea y 600 comercios del centro de la ciudad le aguardan con numerosas actividades: villancicos, belenes, tiovivos, desfiles, una pista de patinaje a cielo abierto y numerosos poblados para niños.

¡Joyeux Noel!

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